Ansiedad: Gritar sin hacer ruido…!

por | Jun 23, 2025 | Adultos, Salud Mental | 0 Comentarios

La salud mental del individuo es un constructo psicológico muy amplio, está compuesto por distintos factores relevantes en su vida, por lo que se requiere constantemente tomar acciones que permitan preservar y mantener un buen estado de salud mental. La OMS la define como “un estado de bienestar en el que el individuo realiza sus capacidades, supera el estrés normal de la vida, trabaja de forma productiva y fructífera, y aporta algo a su comunidad” (Citado en Hiriart, 2018, p.89). Por lo tanto, el individuo al considerarse un ser biopsicosocial es importante destacar que la salud mental involucra procesos emocionales, cognitivos, sociales, culturales y biológicos. Estos factores al desequilibrarse desencadenan alteraciones en la psique humana, desarrollándose incluso trastornos mentales, afectando directamente la vida del individuo y todo su entorno, razón por la cual es importante considerar la atención psicológica.

Ciertamente, la ansiedad es una psicopatología que describe el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), sin embargo, antes de profundizar en la ansiedad como patología, también es importante destacar que es una respuesta normal, común y adaptativa del ser humano, es decir, ante las diversas preocupaciones y ante la rutina del día a día se pude llegar a sentir ansiedad como una respuesta tanto a estímulos externos como estímulos internos que percibe e interpreta el ser humano dentro de su propio mundo. Cuando una persona siente preocupación ante cierta adversidad y esta sensación de preocupación persiste en el tiempo y afecta la funcionalidad del individuo entonces puede desencadenarse un Trastorno por Ansiedad.

Según Delgado, De la Cera, Lara y Arias (2021):

La ansiedad es un mecanismo de defensa fisiológico ante una amenaza, puede generar sensaciones desagradables como: preocupación, irritabilidad, inquietud, hipervigilancia o agitación. Sin embargo, puede convertirse en una patología ansiosa, si se convierte en una respuesta incontrolable, persistente por el paciente (p.27).

Por lo tanto, se puede decir que la ansiedad se presenta en diferentes niveles, el cual puede manifestarse desde una ligera incomodidad hasta problemas severos. Todas las personas en su naturaleza humana pueden llegar a sentirse ansiosos, por ejemplo, es muy común que una persona pueda sentir ansiedad por una entrevista de trabajo, por un examen, por una conversación importante, siendo esta una respuesta adaptativa y funcional del ser humano, debido a que se esta enfrentado a una situación que no es grave, pero si esta fuera de su zona de comodidad. “Si la ansiedad surge solo como respuesta a una situación concreta recibe el nombre de ansiedad situacional o ansiedad fóbica” (Bourne & Garano, 2006).

Según lo mencionado anteriormente, la ansiedad puede presentarse en personas de distintas edades ya sea como ansiedad funcional o ansiedad patológica, el cual varía de acuerdo con los signos y síntomas que sean manifestados por la persona. Adicionalmente, es importante destacar que ante la ansiedad existen zonas cerebrales implicadas, es decir, estructuras del cerebro que cumplen funciones específicas como las que pertenecen al sistema límbico principalmente.

Según Becerra-García, Madalena, Estanislau, Rodríguez-Rico, Díaz, Bassi & Morato, (2007):

En el caso de la ansiedad, donde el peligro es potencial, las estructuras generalmente investigadas son la amígdala y el sistema septo-hipocampal, ambas pertenecientes al sistema límbico. Estas estructuras funcionarían como una interfase, recibiendo informaciones que llegan de los diferentes sistemas sensoriales, asociándolas con las memorias ya almacenadas por el hipocampo e interpretándolas como emocionalmente relevantes o no, para posteriormente coordinar la emisión de respuestas. El sistema septo-hipocampal es el principal componente del sistema de inhibición comportamental, encargado de respuestas como la de evaluación de riesgo.

Por lo tanto, es necesario considerar que la ansiedad tiene bases neuropsicológicas y neurobiológicas, el cual es de suma importancia tomar en cuenta al momento de comprender que no se trata solo de falta de voluntad en el individuo, sino que tiene fundamentos biológicos que se deben evaluar para tomar decisiones acertadas en cuanto al plan de tratamiento por ejemplo y también para tener una visión mas amplia de comprender que la origina. Es decir, conocer las bases neuropsicológicas y neurobiológicas de la ansiedad es fundamental para realizar una intervención psicoterapéutica y psicofarmacológica adecuada considerando sus bases científicas, porque no solo involucra el factor emocional del individuo sino otros factores importantes en la vida del ser humano.

Cuando una persona presenta altos niveles de ansiedad, también tiene manifestaciones clínicas el cual generan incomodidad y dificultades para la vida diaria, lo que afecta su bienestar integral. Entre ellos, puedo mencionar:

  • “Tensión muscular
  • Cefalea
  • Cansancio
  • Taquicardia
  • Alteraciones sexuales
  • Sudor excesivo
  • Sequedad de boca
  • Visión borrosa
  • Sensación de ahogo

Estos síntomas no se presentan como peligrosos, pero generan gran malestar y dificultades en la vida cotidiana” (Coltiño, S, 2020).

Las personas quienes padecen de estos síntomas disminuyen significativamente su calidad de vida, son personas quienes no llegan a disfrutar ni de momentos simples ni momentos altamente significativos, porque prevalece su malestar físico, psicológico y emocional. Esta condición clínica afecta relaciones laborales, familiares, de pareja, afecta todo su entorno social e incluso afecta la relación que tiene consigo mismo, porque la persona vive en total desconexión, ya sea por distorsiones cognitivas, por conductas evitativas o por sentir que está expuesto a amenazas constantes.

La ansiedad definitivamente conlleva a una gran incomodidad en la vida del ser humano, por lo que es evidente que se alteran diferentes procesos en el organismo, resultando de gran relevancia hacer mención sobre las implicaciones que la ansiedad tiene en el proceso de sueño y vigilia. Una persona quien padece de algún tipo de trastorno por ansiedad también padece de trastornos de sueño, debido a que la persona al sentirse amenazada constantemente, al sentir miedo, incertidumbre, expectativas del futuro, creencias irracionales, pensamientos intrusivos, altera significativamente las etapas del sueño, dejando consecuencias significativas para su salud.

Según Montañés (1994):

Cualquier estado de ansiedad produce casi invariablemente dificultad para conciliar el sueño. Al mismo tiempo, el retardo en la aparición del sueño puede favorecer la aparición de pensamientos intrusivos referentes a los problemas que conlleva una deficiente calidad del sueño y la necesidad urgente de dormir. Tales pensamientos no hacen sino activar fisiológica y emocionalmente, incrementando la respuesta de ansiedad y cerrando un círculo vicioso que empeora las condiciones para dormir. (p.221).

Dormir es una necesidad fisiológica en el ser humano, así como el hambre, la sed, el cual son indispensables para el buen funcionamiento del organismo, son necesidades insustituibles y que requieren cumplir sus fases, etapas y procesos para la reparación del cuerpo y la mente. Una persona quien no logra dormir lo suficiente, es una persona quien se vuelve irritable, toma decisiones desacertadas, afecta la memoria, tiene dificultades para concentrarse, aumenta los niveles de cortisol, disminuye su rendimiento académico y profesional, presenta constantes cambios de humor, entre otros. Es decir, implica muchos factores biológicos y emocionales, alterando directamente a la persona quien está afectada por cualquiera de los trastornos por ansiedad existentes en el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V).

Cabe destacar que los trastornos por ansiedad es uno de los tipos de trastornos mas comunes en el ambiente clínico, cada vez mas personas sufren de algún tipo de trastorno por ansiedad, principalmente en mujeres, quienes comúnmente están expuestas a distintos roles y se sobrecargan de tareas diarias, de autoexigencias que se convierten en rutinas permanentes en el tiempo y terminan afectando su salud.

Según Ortiz-Tallo (2021) expone que:

“Siguiendo la clasificación de trastornos de ansiedad que propone el DSM-5, tendríamos que hablar de los siguientes:

  • Fobia específica.
  • Fobia social o ansiedad social.
  • Trastorno de pánico o trastorno de angustia.
  • Trastorno de ansiedad generalizada.
  • Ansiedad por separación.
  • Mutismo selectivo.
  • Trastorno de ansiedad debido a enfermedad médica.
  • Trastorno de ansiedad inducido por sustancias.
  • Trastorno de ansiedad no especificado”

Cada uno de estos tipos de trastorno por ansiedad tiene sus propios criterios diagnósticos, el cual debe ser evaluados por un profesional de la salud mental.

Ahora bien, ¿qué ocurre en las personas quienes padecen algún tipo de trastorno por ansiedad? ¿realmente la ansiedad se cura? Es una de las preguntas mas comunes en la práctica clínica, evidentemente se está hablando de un trastorno que genera tanto malestar e incomodidad en la vida del paciente que no querrá sentirse de esa manera por el resto de su vida.

Como bien se mencionó anteriormente, la ansiedad es una respuesta normal, adaptativa y funcional en la vida del individuo, por tal razón, es imposible no sentir ansiedad ante ciertos acontecimientos o situaciones de la vida. Sin embargo, cuando se habla de un tipo de ansiedad que se ha convertido en una patología, es importante considerar que si existen intervenciones psicoterapéuticas basadas en evidencia científica que han ayudado a muchos pacientes a disminuir los síntomas. Una de las técnicas de psicoterapia mas usadas ante este tipo de trastorno es la terapia cognitivo – conductual.

Según Gutiérrez (2011):

Entre las técnicas empleadas dentro de este tipo de terapias, tenemos:

  • Entrenamiento en relajación muscular.
  • Exposición graduada en vivo o en imaginación.
  • Técnicas de reestructuración cognitiva.
  • Experimentos conductuales.
  • Exposición y prevención de respuesta.
  • Entrenamiento en habilidades sociales.
  • Técnicas de resolución de problemas.

Dependiendo del caso clínico que se presente, algunos pacientes requieren además de las técnicas psicoterapéuticas, fortalecer aun mas el plan de tratamiento con psicofarmacología, en el cual debe intervenir un equipo multidisciplinar, es decir, además del psicólogo, es necesario que se cuente con el apoyo psiquiátrico y otras especialidades si el caso lo amerita.

Para concluir, puedo mencionar que la ansiedad, a pesar de que es considerada funcional en algunos casos, es importante que las personas puedan ocuparse diariamente de fortalecer su salud mental, debido a que inevitablemente por procesos naturales de la vida, por las diferentes etapas del ciclo de vida del individuo y su desarrollo evolutivo como parte normal de su proceso de crecimiento, en algún momento estará afrontando retos, desafíos y adversidades en las cuales se requiere de contar con herramientas psicológicas y emocionales que le permitan transitar todas y cada una de las dificultades. Por lo tanto, atender su salud mental no solo como medida correctiva sino preventiva es primordial.

Por esta razón, es conveniente que toda persona pueda adoptar un estilo de vida saludable, el cual incluya alimentación balanceada, ejercicio físico, hábitos de vida saludables como la lectura, meditación, rodearse de personas quienes aporten valor a sus vidas, así como también recibir herramientas psicoeducativas que le permitan conocer ampliamente sobre el tema de la ansiedad, además de la ayuda de un profesional de la salud mental para que pueda dotarse de recursos psicológicos y estrategias mentales que pueda aplicar en su diario vivir. “El proceso terapéutico es visto entonces como un proceso de aprendizaje activo, de tipo experiencial, que busca que el paciente desarrolle nuevas habilidades de afrontamiento que le permitan superar sus problemas y dirigirse hacia sus propios objetivos vitales” (Rodríguez, R, et, al, 2011).

Comprender que la ansiedad en muchos casos no puede controlada por el individuo propiamente sin la ayuda del profesional es primordial, porque implica atenderla desde sus bases neuropsicológicas y neurobiológicas. Esto permite que las personas también practiquen la autocompasión, dándose la oportunidad de ser ayudados, escuchados, contenidos, observados y asistidos por profesionales en el área. Debido a esto, es de suma importancia promover constantemente la psicoeducación en esta área y brindar la asistencia para que las personas tengan fácil acceso a distintos recursos psicológicos que ayuden no solo a manejar la ansiedad de la mejor manera posible, sino a prevenirla para contribuir a un mundo con mas consciencia de salud mental.

Según Macaya, Pihan & Vicente (2018):

Cuando se reconoce que el individuo es un ser integral, biopsicosocial y que las enfermedades mentales se pueden prevenir, tratar y rehabilitar al igual que cualquier otra enfermedad, las acciones que se pueden llevar a cabo para alcanzar la salud mental no se reducen al campo médico, sino, que se amplían a todos los ámbitos del ser humano y uno de los más significativos es la educación como prevención primaria. (p, 351).

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